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Isonomía en Clarín – 16/7/2020
Los empleados quieren seguir teletrabajando después de la cuarentena, pero la nueva ley genera dudas en las empresas
Tanto en las grandes empresas como en las pymes, los empleados querrían mantener o aumentar las horas de teletrabajo. Hoy empieza a tratarse la ley que regula esta modalidad en el Senado.
La ley sobre trabajo remoto obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados y comienza a ser tratada este jueves en la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado. Si bien esta modalidad “llegó para quedarse”, como opina la mayoría de los consultados en una reciente encuesta de Isonomía, su regulación generó cuestionamientos en las empresas, incluido el Grupo de los 6 -formado por la UIA, la Cámara de Comercio, de la Construcción, la Sociedad Rural, la Bolsa y los bancos de ADEBA- que le enviaron una nota al Senado con sus planteos.
A la mayor parte de los empleados le gustaría aumentar o mantener las horas de teletrabajo una vez finalizada la pandemia y cree que la modalidad remota es la herramienta más adecuada para conciliar la vida laboral con la personal.
Entre el 7 y el 14 de julio, la consultora Isonomía encuestó a 6.043 personas de todo el país vía online. El 11% fueron directivos; el 30%, empleados con equipo a cargo; y el 59%, empleados sin equipo a cargo. De esa muestra, el 57% ya realizaba trabajo remoto parcialmente antes de la pandemia; el 37% no teletrabajaba y sólo el 4% teletrabajaba a tiempo completo.
El relevamiento incluyó a trabajadores de pymes y grandes empresas, pero, sin importar el tamaño de las compañías, la respuesta mayoritaria fue a favor de continuar trabajando a distancia. En el caso de los empleados de pymes, el 83% está interesado en aumentar o mantener las horas de trabajo y el porcentaje sube a 87% entre los empleados de grandes empresas.
“En una Argentina que está llena de grietas, tanto trabajadores de empresas grandes, como de pymes y empleados con más y menos seniority, coinciden en la posibilidad de teletrabajar. Hubiese esperado más diferencias“, observa Juan Germano, director de Isonomía. “En sectores como el de tecnología, es más obvio el consenso sobre esta modalidad de trabajo, ya que están más acostumbrados. Pero también en otras industrias, que tuvieron que adaptarse a la fuerza, hay una mirada muy positiva”, agrega.
Entre los principales beneficios que los empleados ven en el home office se encuentra la flexibilidad en los tiempos de trabajo: sólo el 11% de los encuestados quiere una jornada laboral predeterminada por su empleador. El resto prefiere una jornada de teletrabajo en la que pueda manejar sus horarios parcial o totalmente.
Por otra parte, la encuesta consultó cuán de acuerdo están los empleados con una serie de frases. Así, el 68% de los empleados de pymes y el 78% de los de grandes empresas acordaron con que “se ven beneficiados con esquemas de teletrabajo”. Por otra parte, la mayoría de los encuestados (72% de quienes ocupan puestos directivos y 69% de los empleados) acordaron con que “el teletrabajo hace accesible la oferta de trabajos para más cantidad de personas”.
Otras frases que recibieron amplio apoyo fueron “el teletrabajo fomenta el desarrollo de economías regionales (permite a las empresas contratar recursos de todo el país)” y “el teletrabajo facilita incluir personas con discapacidades motrices en la empresa”. Estas frases obtuvieron acuerdos en porcentajes cercanos al 80% o más, tanto de los empleados como de los niveles directivos.
Además, el 69% de los encuestados cree que el teletrabajo es la herramienta más adecuada para conciliar la vida laboral con la vida privada y el 57% asegura que su empresa quiere fomentar el teletrabajo.“Es una modalidad que se impone por su propio peso: hay muchas ventajas cuando se opera bien el teletrabajo. Desde el punto de vista del trabajador, no ir a trabajar todos los días le elimina tiempo de viaje. Además de recuperar ese tiempo, que es muy valioso, reduce gastos“, analiza Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, una entidad conformada por empresas prestadoras de servicios basados en el conocimiento, relacionadas con los mercados externos.
“Normalmente los trabajadores quieren hacer una parte de su jornada en modalidad remota porque les da cierta flexibilidad para su vida familiar, lo cual mejora su calidad de vida”, asegura Galeazzi.
La ley
La encuesta de Isonomía también indagó si directivos y empleados escucharon hablar de ley que obtuvo media sanción en Diputados. Un 46% señaló que sí pero que no sabía lo suficiente como para opinar y un 20% no había escuchado hablar de la ley. Del 32% restante, el 15% señaló que estaba de acuerdo con la ley y el 17%, que no lo estaba.
En el Senado, para su tratamiento en Comisión, a la iniciativa llegada de diputados se le adjuntarán al menos una decena de expedientes presentados ante la Cámara desde principios de abril y que serán puestas “a la vista”, mientras los senadores trabajan con la que obtuvo media sanción. Sobre esta última, se espera que se introduzcan modificaciones en la redacción del articulado.
El proyecto de Diputados establece que los trabajadores bajo esta modalidad gozarán de los mismos derechos y obligaciones y de la misma remuneración que las personas que trabajan bajo la modalidad presencial, y que los convenios colectivos de cada actividad, “deben prever una combinación entre prestaciones presenciales y por teletrabajo”.
Además, consagra el derecho a la desconexión digital fuera de la jornada laboral y durante los períodos de licencia, indicando que “el empleador no podrá exigir a la persona que trabaja la realización de tareas, ni remitirle comunicaciones, por ningún medio, fuera de la jornada laboral”. Este punto es cuestionado por las empresas en un comunicado que el G6 le envió al Senado, ya que es común que las empresas manden comunicaciones masivas a sus empleados, o mails desde filiales que trabajan en otros horarios, con lo cual la norma resultaría impracticable.
También establece que “el empleador debe proporcionar el equipamiento – hardware y software-, las herramientas de trabajo y el soporte necesario para el desempeño de las tareas, y asumir los costos de instalación, mantenimiento y reparación de las mismas, o la compensación por la utilización de herramientas propias de la persona que trabaja” y que “tendrá derecho a la compensación por los mayores gastos en conectividad y/o consumo de servicios que deba afrontar”. Esa compensación “operará conforme las pautas que se establezcan en la negociación colectiva, y quedará exenta del impuesto a las Ganancias”.
En su artículo 8, la ley señala que “el consentimiento prestado por la persona que trabaja en una posición presencial para pasar a la modalidad de teletrabajo podrá ser revocado por la misma en cualquier momento de la relación”. Este último artículo fue uno de los puntos cuestionados desde las cámaras empresarias. Entre otras modificaciones que podrían hacerse a la ley, una de las posibilidades en análisis es la incorporación de un preaviso del teletrabajador que quiera revertir la modalidad a distancia. Las empresas también creen que se podría incorporar también la posibilidad de que sea la compañía la que quiera revertir la modalidad. Y que en el caso de que el trabajo se haya iniciado de manera remota, la reversibilidad sea consensuada.
La ley contempla en su artículo sexto la disponibilidad de tiempo para las “tareas de cuidado” de los trabajadores, lo que según sostienen desde las empresas podría complicar la operatoria e incluso ser discriminatorio con los empleados que trabajan en forma presencial.
“En caso de que este proyecto se promulgue en el Senado, consideramos que se perderán oportunidades de inclusión y de desarrollo, ya que se limitan las posibilidades de contratar recursos humanos”, opina Sergio Candelo, presidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software. “Además, perjudica al Estado, ya que cae la recaudación fiscal, dado que muchos profesionales del sector van a ser contratados directamente desde el exterior. El exceso de regulación perjudicará por igual tanto a trabajadores como a empresas, sobre todo a las pymes”, asegura.
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